Lisboa y Valdivia fueron las ciudades que eligió la compañía Frog, basada en Austin, para probar el sistema de scooters eléctricos y generar una nueva opción de movilidad a una ciudad que tiene más autos de los que necesita. Pero la falta de una campaña real de información de su funcionamiento, costos mayores a los de los colectivos y una ausencia de cultura vial que en Chile aún cuesta, nos deja con 90 scooters que no volvieron.
Y esto es solo el primer día